Fue grande el poder de convocatoria, realizado por La Comandancia General del Comité Clandestino Revolucionario Indígena (CG-CCRI) del EZLN, para sumarse a la marcha que convoco el Poeta Javier Sicilia; cuyo hijo, Juan Francisco, fue asesinado por narcotraficantes. El EZLN ha roto el silencio para denunciar, lo que a su punto de vista es la “campaña militar psicótica” del presidente Felipe Calderón; lo que motivó a citar a un gran movimiento social por la paz y contra la violencia del narco en México.
Los camiones de redilas repletos de zapatistas arribaron a las inmediaciones de San Cristóbal, en el camino viejo a San Juan Chamula, desde la primeras horas de la mañana y se concentraron en el Centro Indígena de Capacitación Integral (CIDECI). Hombres, mujeres y niños cargan pequeñas cartulinas con la consigna “¿Por qué estamos hasta la madre? Por la guerra de Calderón”, “No más sangre en el suelo mexicano” y “Alto a la guerra”.
Contingentes adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona procedentes de Tuxtla Gutiérrez, Costa, Selva, Altos y el Norte del estado se suman al llamado. Los zapatistas llegan a San Cristóbal después de más de cinco años de no movilizarse fuera de sus comunidades. Con los rostros cubiertos con pasamontañas y paliacates y con la peculiar disciplina que los caracteriza. Su destino, la plaza central de la ciudad, frente a la Catedral; al final de la marcha, los zapatistas dieron a conocer un mensaje fijando posición tanto en lenguas originarias como en español, en donde responsabilizaron a las políticas de seguridad del Gobierno de Felipe Calderón, de agravar el problema del "negocio" de la guerra y la destrucción del tejido social del país, y exige "justicia para las víctimas de esta guerra". “a las voces dignas y organizadas de familiares de víctimas de esa guerra”.
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